viernes, 6 de agosto de 2010

El Pájaro


 
En el silencio transparente

el día reposaba:

la transparencia del espacio

era la transparencia del silencio.

La inmóvil luz del cielo sosegaba

el crecimiento de las yerbas.

Los bichos de la tierra, entre las piedras,

bajo la luz idéntica, eran piedras.

El tiempo en el minuto se saciaba.

En la quietud absorta

se consumaba el mediodía.



Y un pájaro cantó, delgada flecha.

Pecho de plata herido vibró el cielo,

se movieron las hojas,

las yerbas despertaron...

Y sentí que la muerte era una flecha

que no se sabe quién dispara

y en un abrir los ojos nos morimos.


 
Octavio Paz

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